Ubicada en la península itálica, Roma es considerado el destino histórico más importante de Europa.
La capital italiana abarca más de tres milenios de historia, por lo que es considerado un destino imperdible en tu viaje a Europa. La influencia de Roma llegó a extenderse por todo el viejo continente, constituyéndose como una de las primeras metrópolis de la humanidad gracias a los aportes que dio a la sociedad civil, las artes, la filosofía, el derecho y la religión.
Es la ciudad con la más alta concentración de bienes históricos y arquitectónicos del mundo; su centro histórico, delimitado por las murallas aurelianas, es la expresión máxima del patrimonio histórico, artístico y cultural del mundo occidental europeo. Además de historia, Roma es una ciudad famosa por su gastronomía, museos y diferentes atractivos que son visitados por millones de turistas, lo que la hizo una de las 20 ciudades más visitadas en el mundo en 2016 y 2017.
El clima de Roma es mediterráneo y suave, con fríos inviernos y calurosos veranos. Por esta razón, las mejores épocas para visitar la ciudad son durante la primavera y otoño. Sin embargo, las lluvias son regulares e imprevisibles todo el año, por lo cual te recomendamos ir preparado con una chaqueta impermeable y un paraguas durante tu viaje.
Al ser una de las ciudades más visitadas del mundo, prepárate para encontrarte con muchos turistas, especialmente en temporada alta. Te sugerimos comprar las entradas a los monumentos y museos con anticipación para evitar las largas filas.
Aunque Roma es una ciudad relativamente segura, no descuides tus objetos personales en ningún momento, sobre todo en sitios con alta afluencia de gente como el metro y las plazas. Tampoco te dejes engañar por personas que te piden firmar alguna petición, te ofrezcan flores u otros obsequios, ya que solo intentarán cobrarte dinero.
En Italia, los restaurantes, además de cobrar por el servicio, cobran por el servicio de mesa el cual es llamado coperto y tiene un valor de 1-2 euros. Si quieres evadir este cobro, dirígete a la barra por tu café o si es posible, pide tu comida para llevar.
Evita los restaurantes que ofrecen el ‘menú turista’, pues su comida suele ser de baja calidad y costosa. La gastronomía italiana es una de las más famosas del mundo, por ello, aventúrate a conocer restaurantes locales y probar los productos típicos que encuentras fácilmente en los mercados.
Evita manejar un vehículo en Roma. Los italianos son conocidos por fabricar excelentes vehículos y ser amantes de la velocidad, lo cual se refleja en su forma de manejar que, en ocasiones, puede llegar a ser imprudente.
Para entrar a los Museos Vaticanos, la Basílica de San Pedro y otros templos hay un estricto código de vestimenta, el cual prohíbe la entrada a las personas que vistan pantalones cortos, minifaldas, camisas sin mangas, prendas escotadas y gorras.
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